¿Está justificado engañar y asesinar en la Biblia? El caso de Jael

Hay momentos en los que en mi lectura devocional de la Biblia me encuentro con pasajes que me dejan rascándome la cabeza. Uno de esos es la historia de Jael y Sísera. Si no te suenan estos nombres en lo más mínimo, seguramente es porque es inusual escuchar prédicas o enseñanzas al respecto. Pero este tipo de pasajes son los que en algunas ocasiones son usados como argumento en contra de la confiabilidad o incluso moralidad de la Biblia.

La historia de Jael y Sísera se encuentra en el libro de Jueces capítulo 4, más usualmente popular por ser el capítulo que nos expone a Débora. Pero hoy quisiera enfocarme en Jael. Aquí va el resumen:

El pueblo de Israel venía siendo oprimido durante 20 años por el rey cananeo Jabín, de cuyo ejército Sísera era el jefe. Ante el clamor del pueblo, el Señor le revela a Débora, la líder o juez de Israel en ese momento, que Él iba a entregar a Sísera a Barac (de la tribu de Neftalí). Barac acepta el llamado pero le pide a Débora que lo acompañe, ante lo cual ella acepta pero al mismo tiempo profetiza que debido a esto el Señor entregaría a Sísera en manos de una mujer. Tras una batalla contundente, Barac destruye por completo al ejército de Sísera, y el muy cobarde sale corriendo para salvar su vida. En esas llega a la carpa de Jael, cuyo esposo Héber era quenita o ceneo, un grupo de descendientes del cuñado de Moisés que había hecho un tratado con Jabín (el rey de Canaán).

18 Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo:

—¡Adelante, mi señor! Entre usted por aquí. No tenga miedo.

Sísara entró en la tienda y ella lo cubrió con una manta.

19 —Tengo sed —dijo él—. ¿Podrías darme un poco de agua?

Ella destapó un odre de leche, le dio de beber y volvió a cubrirlo.

20 —Párate a la entrada de la tienda de campaña —dijo él—. Si alguien viene y te pregunta: “¿Hay alguien aquí?”, contéstale que no.

21 Pero Jael, esposa de Héber, tomó una estaca de la tienda de campaña y un martillo, y con todo sigilo se acercó a Sísara, quien agotado por el cansancio dormía profundamente. Entonces le clavó la estaca en la sien y se la atravesó, hasta clavarla en la tierra. Así murió Sísara.

Jueces 4:18-21 NVI

Posterior a estos versículos Israel termina de subyugar al rey Jabín y, en el capítulo 5, la jueza Débora irrumpe en un cántico donde exalta la acciones de Jael y nos da más detalles acerca de quién era Sísera.

A pesar de que me encantó ver que Dios siempre cumple sus promesas y responde al clamor de Su pueblo cuando está siendo oprimido, cuando terminé de leer el pasaje inmediatamente empecé a cuestionar si las acciones de Jael fueron moralmente aceptables.

En el versículo 24 del capítulo 5 Débora declara dos veces a Jael como la más bendita entre las mujeres que habitan en carpas. Sin embargo Jael no sólo engañó a Sísera, sino que además rompió la alianza de su tribu con el rey Jabín, violó las reglas de hospitalibidad de su cultura y, en últimas, asesinó a un hombre indefenso que estaba durmiendo. ¿Justifica la Biblia que mintamos, faltemos a nuestra palabra y asesinemos?

Si partimos de la idea de que Dios es inmutable, lo cual es abundantemente claro a lo largo de las Escrituras, lo que Él determina como moralmente bueno o malo tampoco cambia. Por lo tanto, las acciones de Jael no son moralmente aceptables. Entonces, ¿por qué Débora la llama doblemente bendita?

Déjame ofrecerte 4 razones por las cuales considero que Jael es bendecida por Débora a pesar de sus acciones inmorales:

  1. Jael era cenea, por lo cual aunque vivía en proximidad de Israel, no necesariamente conocía o seguía la ley de Moisés. Por lo tanto, aunque Jael probablemente tenía una idea de Jehová y de sus leyes, no necesariamente tenía claridad moral sobre sus acciones.
  2. La historia de Jael y Sísera ocurre en el contexto de una guerra. Jael toma partido y decide apoyar al pueblo de Israel. En una guerra donde humanamente el opresor era el más probable ganador, Jael toma la decisión de ayudar al pueblo oprimido pero cuyo Dios es Jehová de los Ejércitos.
  3. Sísera era un tirano. El versículo 3 del capítulo 4 dice que Sísera había sido un cruel opresor de Israel y el versículo 30 del capítulo 5 nos indica que Sísera robaba y violaba a su antojo. Incluso, hay algunas personas que consideran que el versículo 27 del capítulo 5 podría indicar que Sísera abusó sexualmente a Jael (por el uso de palabras como “caer tendido a los pies” que tienen connotaciones sexuales en otros versículos). Y, para rematar, Sísera fue un cobarde que abandonó a su ejército cuando los israelitas los atacaban (Jueces 4:15).
  4. En vez de obedecer y mantenerse fiel a Jehová, los israelitas continuamente “volvían a hacer lo que ofendía al Señor” (Jueces 4:1). En contraste, una gentil cenea, Jael, no sólo cambia el curso de la opresión contra Israel bajo el tirano Sísara sino que además termina obedeciendo el mandamiento que Jehová había dado a Israel de exterminar a los cananeos (Deuteronomio 20:17).

Clara y yo conversábamos recientemente como el libro de Jueces está lleno de pasajes como este, donde es difícil entender por qué se alaba una situación inmoral. Sin embargo, el libro de Jueces muestra cómo el pueblo de Israel fue progresivamente alejándose de Dios. De hecho, el libro termina con un oscuro versículo que dice “En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor” (Jueces 21:25).

La historia de Jael nos recuerda que, en un mundo donde la ley es hacer lo que mejor nos parece, vamos a ver muchas cosas que nos van a incomodar e, incluso, a trastornar. Pero aun en el lugar más oscuro, entre quienes parecieran estar del lado opuesto del Reino de Dios, el Señor se revela y atrae con sus lazos de amor para la salvación de muchos y la gloria de Su nombre.

Con cariño,

Ani

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